sábado, febrero 16, 2019

Juana... ¿La loca?

Me impresionó mucho. Confieso que hasta casi asomarse las lágrimas por mis ojos:
Hace pocos días pude asistir a una conferencia de Jose Maria Zavala, autor del libro "Isabel, íntima", entre otras muchas obras que tiene publicadas. Este encuentro estaba centrado sobre la vida de Isabel la Católica, en la que nos descubria algunos aspectos de su gran personalidad, que me llamaron la atención y me acercaron a una visión más humana y entrañable de esta Reina que tuvo España.
Pero hubo un detalle que me llegó hasta la médula, no de ella, sino de su hija Juana, llamada "la loca". Y es que en sus indagaciones , este gran periodista, encontró  documentos que demuestran la posibilidad de que Juana no estuviera loca, como se ha mantenido durante tanto tiempo, sino poseida por un demonio, o al menos con una gran influencia demoniaca. Ya que se aconsejaron exorcismos para ella, aunque nunca pudo disfrutar de ellos en su encierro, que tantos años duró.

Podriamos así explicar sus comportamientos, y entender mucho mejor la situación del momento en torno a esta figura de Juana, que debió de sufrir muchisimo sobre todo en los ultimos años de su vida, cuando el mal estaba más manifiesto.
Confieso, que al escucharlo, me conmovió por dentro. Ya que no puedo imaginarme estar tantos años, sin un auxilio tan importante como es la oración de exorcismo.
Una vez más, se hace patente la incomprensión de este problema ante la sociedad, que ha pasado desapercibido, y tantos libros de historia cuentan la historia de manera diferente.
Es de agradecer, que haya periodistas e investigadores que saquen a la luz la verdadera historia y se haga justicia a tantos personajes que han sido mancillados por investigadores menos rigurosos u objetivos.
Y es que continuamente, en periodismo y en historia, se incurre gravemente de forma casi insistente en contar las cosas desde nuestra propia idiologia, pisoteando por encima de la verdad objetiva. Ha ocurrido así con el tema del Exorcismo durante toda la epoca especialmente de la Edad Media, en la que se ha acusado a la Iglesia nada menos que de usar el Exorcismo para torturar a las personas o "acusarlas de tener un demonio". Empozoñando así la naturaleza noble y el fin del exorcismo, que lejos de ser una tortura, (para el demonio sí lo es y por eso se retuerce y grita), para la persona es un auxilio, un balsamo, un consuelo.
Así podriamos proclamarlo tantas personas que hemos pasado por muchos exorcismos hasta ser liberados. O los que están siendo atendidos en muchas partes del mundo, y acuden voluntariamente buscando este balsamo.
No niego, que en algún momento, por la incomprensión en torno a este misterio, se hayan podido cometer errores, pero no suele ser así en la mayoría de los casos.
He insistido muchas veces, en que es una falta de caridad dejar a una persona que lo necesita sin la oración de exorcismo o de oraciones de liberación (exorcismos menores). Ya que sin ellos, el demonio es dueño de la situación, controla todo y tortura a su gusto a su victima.
No se puede "acusar" a nadie de tener un demonio. Porque, aunque el demonio haya podido entrar por puertas que uno abrió libremente, la persona se combierte en un reo, en una victima que sufre.
Que haya personas, que a lo largo de la historia, han necesitado estos consuelos que Jesucristo ordenó que se aplicaran a los posesos e influenciados por la acción extrahordinaria del demonio, y sin embargo se les niega (ya sea por parte de la iglesia que se niega, ya sea porque los familiares se niegan a llevar a la persona a un exorcista...) es una tragedia; sólo los que hemos estado cerca de alguien que ha sufrido este tormento, o lo hemos vivido en nuestra propia carne, y aquellos que tienen un corazón capaz de empatizar con el sufrimiento ajeno... pueden conmoverse, ante la soledad de alguien que pasó muchos años , como Juana, encerrada. Incomprendida por tantos, que la han hecho pasar injustamente a la historia, como "la loca", cuando en realidad fué presa de uno de los mayores tormentos por los que puede pasar un alma.

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